sábado, 14 de noviembre de 2015

Cuestión de corazones

Te caes y te levantas siempre, todo magullado y dolorido, pero te levantas. Antes éramos más fuertes. ¿Por qué es peor cada vez? Es simple, es lo que pasa cuando vas repartiendo trocitos de tu corazón por ahí y hay gente que no los cuida y los pisotea. Y la vida pasa y al final uno se cansa de tanto golpe, pero sigues repartiendo trozos aún así y es que contamos con la suerte también de dar pedazos a gente que nos quiere, cuida de esos pedazos y no solo eso, si no que recoge los que otros tiran y les ponen tiritas. Aunque hay veces que no los quieren pero tampoco los devuelven y claro, se van perdiendo trozos y quedas incompleto.



ALE-ZERE **13-11-15**

domingo, 19 de abril de 2015

El día a día de un actor cualquiera

Me levanto cada mañana y, antes de correr el telón, siento los mismos nervios de siempre, el miedo a que las cosas salgan mal y, a su vez, las ganas de comerme el mundo. Tiemblo. Al fin, el telón se corre y llega a mí la luz de los focos que me ilumina y me indica que es el momento de interpretar mi papel, de salir al escenario y darlo todo.
Un montón de ojos me observan, a mí y a mis compañeros, lo sé, lo noto, a pesar de que la fuerza de los focos hace que no pueda ver nada más allá del escenario, pero sé que están ahí y sé que tengo que hacer un gran papel, y no por ellos, si no por mí, por demostrarme a mí misma que puedo hacer todo lo que me proponga, y que cada lucha no es una victoria, pero sí una experiencia.
Y al final del día, antes de que el telón se cierre, agradezco a todo ese público que ha ido a ver todo lo que hemos preparado, esa obra en la que hemos puesto un pedacito de nosotros. Abrazos, ahí siempre hay muchos abrazos. Después doy las gracias de forma personal a mis compañeros, esos que, tanto encima, como detrás o debajo del escenario están dando todas sus fuerzas y un poquito más para que todo funcione a cada instante, es una especie de ritual que nos hace querernos un poquito más.

Finalmente, el telón se cierra y, con él, mis ojos, fin del día, fin del acto y de la obra. Después de una gran dosis de mundo, solo queda descansar y coger fuerzas, al fin y al cabo, otro escenario nos espera al día siguiente, otros papeles a interpretar y un mundo que no para de dar vueltas pero, ¿qué importa eso? Cuantas más vueltas dé el mundo, con más valor pisaremos el escenario cada día y más fuerte se oirá nuestra voz.

sábado, 14 de febrero de 2015

Un 'GRACIAS' no me pareció bastante...

El 6 de noviembre de 2012 conocí a una persona maravillosa que ha hecho mucho por mí y a la que debería darle las gracias por todo lo que ha hecho.

Ese día, ella llevaba el pelo corto y sonreía tímidamente. Fue al lugar al que debía ir. A las 19:30 habían quedado y recuerdo que ese día se estuvo preparando durante mucho rato, se había decidido, era el momento de dar ese paso hacia el cambio que tanto necesitaba.

No fue sola, jamás se hubiera atrevido, así que fue a esa cita acompañada de dos de sus grandes amigos, sin saber qué le depararía el destino. Recuerdo que llegó y, de alguna manera, supo que se había encontrado a sí misma, que había encontrado su lugar y yo me alegré mucho por ella, se la veía muy feliz.

Y se sentó allí, en ese círculo de sillas rodeada de un grupo de personas al que desconocía por completo, su cita eran muchas personas, quizá demasiadas, ella no estaba acostumbrada a una situación así, era extraño. Ese grupo de personas la acogieron casi de forma instantánea de forma cariñosa, sin darse cuenta ya era una más del grupo y recuerdo perfectamente lo feliz que eso le hacía. ESE era su sitio. ESA era su gente. ESE era su mundo.  ESA era su pasión. ESE era el lugar que tanto había buscado. Aunque no fuera un lugar, sino un conjunto de corazones que la acogieron con los brazos abiertos y fueron enseñándole a crecer y acompañándola en los siguientes pasos que daba. ¡Se veía tan fácil emprender el camino si ellos estaban cerca! Ella me lo decía cada vez que hablábamos, me contaba que estaba en el mejor sitio del mundo y que al fin estaba en su sitio, que se encontraba como en casa y que ese grupo de personas se estaba convirtiendo en algo así como una familia. Verla tan feliz era lo mejor de todo, pues si ella estaba contenta, yo también.

Y hoy, al llegar a casa, la he encontrado, me esperaba. Le he dado las gracias por haber decidido ir ese día a ese sitio y me he despedido de ella guiñándole un ojo a mi reflejo, mientras pensaba que ella y yo tenemos muchas cosas en común, pero destaca mucho nuestro amor por Apeiron Teatro y todo lo que ha hecho por ambas, es decir, por mi yo del pasado y por mi yo del presente, y me alegra pensar que la yo del futuro también tendrá el privilegio de tener a ese conjunto de personas maravillosas, a esa familia de locos sueltos, en su existencia. No podría desear nada mejor para ella.