sábado, 14 de febrero de 2015

Un 'GRACIAS' no me pareció bastante...

El 6 de noviembre de 2012 conocí a una persona maravillosa que ha hecho mucho por mí y a la que debería darle las gracias por todo lo que ha hecho.

Ese día, ella llevaba el pelo corto y sonreía tímidamente. Fue al lugar al que debía ir. A las 19:30 habían quedado y recuerdo que ese día se estuvo preparando durante mucho rato, se había decidido, era el momento de dar ese paso hacia el cambio que tanto necesitaba.

No fue sola, jamás se hubiera atrevido, así que fue a esa cita acompañada de dos de sus grandes amigos, sin saber qué le depararía el destino. Recuerdo que llegó y, de alguna manera, supo que se había encontrado a sí misma, que había encontrado su lugar y yo me alegré mucho por ella, se la veía muy feliz.

Y se sentó allí, en ese círculo de sillas rodeada de un grupo de personas al que desconocía por completo, su cita eran muchas personas, quizá demasiadas, ella no estaba acostumbrada a una situación así, era extraño. Ese grupo de personas la acogieron casi de forma instantánea de forma cariñosa, sin darse cuenta ya era una más del grupo y recuerdo perfectamente lo feliz que eso le hacía. ESE era su sitio. ESA era su gente. ESE era su mundo.  ESA era su pasión. ESE era el lugar que tanto había buscado. Aunque no fuera un lugar, sino un conjunto de corazones que la acogieron con los brazos abiertos y fueron enseñándole a crecer y acompañándola en los siguientes pasos que daba. ¡Se veía tan fácil emprender el camino si ellos estaban cerca! Ella me lo decía cada vez que hablábamos, me contaba que estaba en el mejor sitio del mundo y que al fin estaba en su sitio, que se encontraba como en casa y que ese grupo de personas se estaba convirtiendo en algo así como una familia. Verla tan feliz era lo mejor de todo, pues si ella estaba contenta, yo también.

Y hoy, al llegar a casa, la he encontrado, me esperaba. Le he dado las gracias por haber decidido ir ese día a ese sitio y me he despedido de ella guiñándole un ojo a mi reflejo, mientras pensaba que ella y yo tenemos muchas cosas en común, pero destaca mucho nuestro amor por Apeiron Teatro y todo lo que ha hecho por ambas, es decir, por mi yo del pasado y por mi yo del presente, y me alegra pensar que la yo del futuro también tendrá el privilegio de tener a ese conjunto de personas maravillosas, a esa familia de locos sueltos, en su existencia. No podría desear nada mejor para ella.