jueves, 21 de enero de 2016

Erase una vez un cuento


                Lilo se había mudado a un nuevo país y no conocía a nadie, pero había recibido una carta de Peter Pan invitándola a pasar un día en el País de Nunca Jamás y disfrutando de sus maravillas, así que la niña había preparado sus cosas y, antes de irse, fue a llamar a la puerta del vecino para ver si podía quedarse con Stitch durante ese día.
El vecino era un hombre peculiar, sostenía varias tazas de té en una mano y pareció encantado de hacerse cargo de Stitch, alegando que así tendría alguien con quien tomar el té. Lilo no parecía muy convencida, pero finalmente accedió y se marchó. El Sombrerero Loco invitó a Stitch a pasar en su casa y sonrió.
Lilo fue hasta el muelle en el que Peter Pan le había especificado en la carta que la recogería y, una vez allí, sintió como un tentáculo salía a gran velocidad del agua, la atrapaba y la llevaba consigo. La niña contuvo la respiración mientras veía como Úrsula, la bruja de los mares, la arrastraba hasta las profundidades, era inútil resistirse, tenía demasiada fuerza.
Finalmente llegaron a una cueva que se encontraba fuera del agua en la que el Capitán Garfio esperaba, comenzando a impacientarse y sosteniendo en su garfio un pequeño recipiente en el que Campanilla se revolvía.
Úrsula dejó caer a Lilo en la orilla y ella respiró con dificultad y miró a su alrededor, se encontraba en una especie de guarida del mal y no veía ningún lugar por el que pudiera escapar, pero tampoco sabía qué querían ellos de ella. Entonces la bruja salió del agua, cogió de nuevo a la niña con uno de sus tentáculos y la puso en un asiento de hielo, Lilo tiritaba. El Capitán Garfio procedió a explicar en ese momento el plan que los había llevado a secuestrarla.
                -Niñita, si te digo la verdad, no eres de gran utilidad, solo eres la mejor forma de conseguir que el monstruo ese con el que vives venga hasta nosotros. Úrsula quería conquistar los mares y yo el País de Nunca Jamás y hemos encontrado la forma de apoderarnos de los dos y de todos los demás lugares que deseemos conquistar. Usaremos los poderes de Úrsula para crear una pócima reforzada con los polvos de hada que tomaremos prestados de Campanilla. Si tu monstruo quiere salvarte deberá bebérsela y eso no solo lo hará más fuerte y lo volverá malvado, si no que se someterá por completo a nuestra voluntad y entonces todo el universo estará al alcance de nuestras manos, garfios y tentáculos…
Justo en ese momento Stitch recibía la carta en la que anunciaban el secuestro de su amiga, el Sombrerero Loco la leyó alarmado y dijo que debían ir a rescatarla de inmediato. Silbó y de repente una alfombra del suelo los recogió a ambos y salió zumbando por la ventana. Stitch miraba la alfombra asombrado y surcando los cielos sobre ella sentía la misma sensación que cuando se encontraba cabalgando las olas con la tabla.
Cuando llegaron al punto del mar sobre el que les habían indicado en la carta que estarían, Stitch miró de forma interrogante al Sombrerero Loco y este cogió una extraña tetera que tenía guardada en su sombrero. Stitch lo miró enfadado y le dijo que no era el momento del té pero, cuando el Sombrerero comenzó a limpiar dicha tetera, de su interior salió el genio de la lámpara.

Habían pasado muchos años, pero Aladdín seguía conservando al genio, así como la alfombra voladora en la que habían llegado hasta ahí. Pocas palabras bastaron para que el genio comprendiera lo que había ocurrido, se convirtiera de inmediato en un submarino, se sumergiera y apareciera poco después llevando sanas y salvas a Campanilla y Lilo en su interior, mientras que a el Capitán Garfio y a Úrsula se los llevó a la cárcel en la que Jafar llevaba ya una eternidad encerrado maldiciendo su suerte.